Centauros del desierto, una de las más hermosas obras del séptimo arte, es un buen ejemplo de la trabazón de sus contenidos y de la importancia del medio, el paisaje. Considerada tanto modelo clásico como exponente de la modernidad conserva su lozanía y tras cada gesto, a cada imagen, acechan sus zonas oscuras. El enigma de Ethan, con que se abre la película y que espera ser desvelado en su transcurso, resurge con la marcha final, uno de los legados icónicos del presente siglo. Centauros del desierto es un complejo film metafórico que reflexiona sobre su propia condición de ficción.