Si ya en el momento de su estreno Annie Hall (1977) supuso una ruptura con el cine que Woody Allen había hecho hasta entonces, vista ahora que su trayectoria de cineasta se ha consolidado como una de las más firmes y continuas del cine americano actual –casi a razón de una, cuando no dos, películas por año–, este film se nos presenta no sólo como un modelo de construcción dramática al que seguirá fiel su director, cargando las tintas ya en lo cómico ya en lo dramático propiamente dicho, sino también como un resultado de aquellas películas anteriores con las que, en un primer momento, creyó la critica que había roto.