El estreno de Drácula de Bram Stoker estuvo acompañado de cierta polémica entre la crítica al proclamar el film, desde su mismo título, la fidelidad a la novela de Bram Stoker que le sirvió de base. Aunque sigue casi al pie de la letra el desarrollo argumental de la novela, Coppola introduce algunas variaciones narrativas -históricas y melodramáticas- que convierten al film en una propuesta audaz y, sin duda, merecedora de un detenido análisis. El minucioso trabajo significante del film nos aproxima a la propuesta original del cineasta expresionista Murnau pero, al mismo tiempo, está muy ligada con la concepción espectacular del discurso publicitario.